No es ficción. Cuelgan a una mujer desnuda de unos ganchos por las manos, grita desgarradoramente, se revuelve, alguien saca un enorme cuchillo y la abre en canal como a una res, viva, en una agonía grabada lenta y atroz. Le obligan a verlo. Más de una vez. Hasta que sale un video en el que un hombre amarra las extremidades de un bebe y lo asesina en directo, para abrirle después el pechito y comerse ante sus ojos el pequeño corazón aún palpitante. No es ficción. Violaciones brutales con destrozos internos visibles. No es ficción.
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