En algún lugar de China se encontraban las hijas de Ana Folgueira antes de que ella y su marido decidieran adoptarlas. Una noche de agosto de 2003, cuando Claudia Lisha, la hija mayor, ya estaba en Madrid, le pidió a su mamá que le contara un cuento en el que ella fuera la princesa. Allí comenzó la historia del pájaro Calisto que, con un hilo rojo, la trajo volando desde el árbol
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