“Si escuchas una llamada a la oración y la comparas con una soleá descubres que la identidad es mimética. Y si a eso le añades que 'oración' en árabe es salá y que en plural es salawá, tenemos que 'cantar por salawá' (es decir, 'cantar por soleares') es 'cantar por oraciones'." Otro caso es el de la seguirilla, que “viene del árabe sikirya (borrachera, éxtasis) y es el palo madre por excelencia, es el haiku andaluz.
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