Miguel Higueras caminaba hace unos días por el monte del municipio madrileño de Arroyomolinos cuando se topó con una cruel sorpresa. El jefe del operativo de agentes forestales de la Comunidad de Madrid estaba allí investigando las causas de un incendio, pero encontró un cardo que a los ojos de cualquier senderista habría pasado inadvertido, pero no para él. Estaba pegado a un palo y en lo alto había varias ramitas impregnadas con pegamento. “Es un método de captura masivo para aves fringílidas, porque hace que sus alas se peguen y no puedan vo
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