Cuando la nave espacial Dawn (Amanecer, en idioma español), de la NASA, entró en órbita alrededor del asteroide gigante Vesta, en el mes de julio, los científicos esperaban, con certeza, que la sonda revelara cosas sorprendentes. Pero nadie esperaba que una montaña de 21 kilómetros (13 millas) de alto, dos veces y media más alta que el Monte Everest, fuese una de ellas.La existencia de esta imponente cima podría resolver un antiguo misterio: ¿Cómo es que tantos pedazos de Vesta terminaron aquí en nuestro planeta?
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