Imagine la secuencia. El móvil suena en la bata de un médico (que tal vez está en el quirófano), se lo lleva al oído y atiende la llamada. Cuando acaba, devuelve el aparato al bolsillo y sigue con su tarea. Atiende a un paciente, le explora; pasa al siguiente... Esta escena habitual puede ser fuente de infecciones bacterianas en los hospitales
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