Fleur Pellerin se consolida como un pilar del Gobierno francés. Abandonada en la calle, recién nacida, en las calles de Seúl fue adoptada seis meses después por una pareja francesa en un orfanato (...) Llegó a ser preguntada en una entrevista si no había sido nombrada por ser “una mujer bella salida de la diversidad”. Que Pellerin no está en el Gobierno galo por su supuesto exotismo o por su condición de mujer lo demuestra, además de su experiencia como maggistrada del Tribunal de Cuentas o como auditora de la ONU en Irak, Nueva York y Ginebra