Lo lúdico, siempre que mantenga su original carácter desinteresado, es territorio para la imaginación, la confianza y la libertad... Una sociedad enferma es aquella que descuida las condiciones para que el juego pueda desarrollarse con autonomía. Una sociedad enferma es aquella que, por otro lado, hace del juego una adicción. La sintomatología suele coincidir, además. Literalidad y exceso. Positivismo y reincidencia.
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