Quién se iba a imaginar que el padre de Riley Brown, un chavalín de cuatro años, se iba a llevar semejante susto al comprarle un juego de segunda mano para su Xbox360. "Estuvo jugando 10 minutos cuando de repente vino con la bolsa y me pregunta ‹‹Papá, ¿qué es esto?››"
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