Nokia simboliza el fracaso de Europa. Pero lo que no se ha dicho todavía, o, al menos, no se ha dicho suficientemente alto -a parte de que en Finlandia deben estar escondiendo los cuadros y los bustos de Olli Pekka Kallasvuo, el anterior CEO, que diseñó la estrategia reciente del grupo escandinavo- es que el fracaso de Nokia en el mercado de los smartphones es, además -e incluso, sobretodo-, el fracaso de Europa. De una forma de hacer las cosas, que la realidad demuestra que es, desgraciadamente, equivocada y muy peligrosa.
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