“Yo les dije que aquí no había nazis”, cuenta Abramova Iryna, una mujer de 48 años frente a las ruinas de su casa. “Me dijeron que es culpa nuestra tener un Gobierno así y que tenían que matarnos a todos. Mi casa estaba ardiendo, le habían prendido fuego”. Acto seguido sacaron a su marido al jardín. Lo pusieron de rodillas. Le quitaron la camiseta y le pegaron un tiro en la nuca delante de ella. “Les dije que me mataran a mí también porque mi marido es lo único que tenía..."
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