Su origen se remonta a una figura evolucionada de la commenda medieval y se presenta como forma alternativa al préstamo. El partícipe también responde de las pérdidas del negocio objeto de cuentas en participación de manera limitada hasta la cantidad de la aportación acordada. Las cuentas también podrían emplearse para sanear empresas en momentos de crisis. Así, puede utilizarse como instrumento para dotar de recursos financieros a SA y SL de forma alternativa y menos costosa a la operación de aumento de capital.