El río Okavango, a diferencia de la mayoría de los cauces hídricos, desemboca en un desierto. Pero lo hace de un modo especial: cada temporada lluviosa vuelca 11 kilómetros cúbicos de agua en el desierto Kalahari, transformando un área árida en un delta verde capaz de atraer a millones de animales de África.
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