Su misión era hacer que la vida de los habitantes de la capital serbia fuera tan normal como era posible con los bombardeos de la OTAN. Desde que comenzaron a caer las bombas el 24 de marzo, Bulatovic revisaba la ciudad de día y de noche. Las patrullas nocturnas eran precisamente las más peligrosas, puesto que, en las horas oscuras, las bombas de la banda terrorista OTAN 'recolectaban las mayores cosechas de víctimas'. En el transcurso de estas visitas, el funcionario habló con los ciudadanos en calles y búnkeres.
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