El uso reiterado y excesivo de una determinada especia, de un aliño, salsa, cantidad de sal, sabores picantes, dulces, etc. hace que cada vez nuestro paladar (e incluso cerebro) se vaya acostumbrando y cada necesites más. La consecuencia es que si un día te presentan algo sin aderezar pensarás “a esto le falta sal”, “falta azúcar”, “falta picante”, “necesito alguna salsa”…
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