Lo sucedido el sábado fue una auténtica batalla campal que ellos vivieron como casi una guerra de la que pensaron que no saldrían. El resultado, fueron cinco jugadores ribereños y dos policías de Gandia heridos de gravedad. Tres jugadores de fútbol escondidos en un piso de Gandia esperando a que la policía acuda a rescatarlos por temor a ser agredidos. Cincuenta personas -entre jugadores y público del Benirredrà- esperaron a los jugadores. Una monumental batalla campal entre jugadores y familiares, persiguiéndose por calles.
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