El otro día iba distraído en el metro cuando de repente me topé con un rayote de cocaína gigante, inmenso. Era grande, hermoso, refrescante y se mostraba pletórico. Trasmitía tanta frescura y luz que por un momento pensé que era un anuncio de un cartel narco. Lo admito, soy muy fan de las campañas anti-droga hechas en España. Creo que se superan con los años y que cada vez son más divertidas. No sé si funcionarán, me imagino que no, pero chistosas son un rato.
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