No, la alcaldesa no abortará. Ni pensaba hacerlo. La alcaldesa está embarazada. Porque aunque “preñada” es un sinónimo (que también se aplica a los animales) no creo que lo aplicarais a la reina. Y llamar “perroflauta” a una mujer, sea o no alcaldesa, sólo invita al asco. Asco. Profundo asco. Náuseas. Ganas de no compartir ni un segundo más con lo que España permite: un periodismo irritante, putrefacto, producto de quienes apuestan por el odio como estrategia comercial. ¡Qué asco!
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