En un mundo donde se valorara lo que se puede hacer por mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos, esta noticia sería muy bien recibida. Pero tras la estela del arroz dorado, 14 años después, el sentimiento es complejo: ilusión, satisfacción y orgullo de la
#castacientífica cuando lo leo, pero al digerirlo, viene a mi cabeza la frase "...algún día" con cierta tristeza. Y por qué no decirlo, rabia e impotencia. Para entender la dimensión de la solución, vayamos a la dimensión del problema.