Desde hace unos años, parte de nuestra vida transcurre en Twitter, Facebook o Instagram. Los contenidos que subimos a ellas no suelen caracterizarse por su espontaneidad; raro es el comentario que escribimos tal cual nos viene a la cabeza (sin pensar antes cómo redactarlo o de qué gif acompañarlo para que obtenga más ‘Me gusta’ o retuits) o la foto que subimos pese a saber que en ella aparecemos especialmente desfavorecidos. Pero los filtros con los que tamizamos comentarios, enlaces e imágenes antes de compartirlos no evitan que, en ocasione
|
etiquetas: redes sociales , privacidad , datos , internet , protección de datos