Miquel Bosch, neurocientífico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), explica que los priones podrían tener un papel muchísimo más relevante y completamente inesperado en el funcionamiento interno del cerebro, más allá que causar enfermedades neurodegenerativas como la de Creutzfeldt-Jakob. Podrían llegar a explicar la causa de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson y darnos algunas pistas para su curación.
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