Desenmascaró, como ningún periodista lo hizo antes, las oscuras maquinaciones de la CIA en el mundo de la droga y reveló a los norteamericanos cómo barrios negros del país fueron inundados de crack, con un increíble cinismo, en medio de un tráfico destinado a abastecer de dinero y armas la Contra nicaragüense. Denunció al narcoterrorista Luis Posada Carriles y a sus cómplices cubanoamericanos involucrados en este criminal negocio. Y acaba de ser encontrado en su domicilio con dos balas en la cabeza. Un suicidio, dicen las autoridades judiciales
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