Otro ejemplo más de agresividad gratuita por parte del cuerpo de policía autonómico de Catalunya, donde día a día los ciudadanos tienen que aguantar la violencia verbal y actitudinal de un cuerpo destinado a proteger y servir. Lo que es un rutinario control de tráfico, termina por convertirse en un episodio intimidatorio en el que hace preguntarse a uno qué clase de preparación humana tienen algunos agentes.
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