En un principio teníamos autismo clásico y síndrome de Asperger. Después se empezaron a ver tantos casos intermedios, tantas variantes sin límites nítidos, que se acuñó el término trastornos del espectro autista. Posteriormente nos hemos dado cuenta una vez más de que los humanos tendemos a clasificar todo en cajones, en compartimentos cerrados pero casi nunca son las cosas así en la Naturaleza, de la que no está de más recordar que nosotros formamos parte.
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