Una muestra más de la espiral en la que estamos entrando con medicar todo aquello que nos es incómodo asumir como padres que educan a los hijos. No todos los niños hiperactivos están enfermos. Muchos de ellos sólo necesitan un poco más de atención de dedicación. El artículo habla de padres que ya recurren a las farmacias cuando su hijo tiene una rabieta.
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