En 1549, Staden se enrola en una flota española rumbo a Río de La Plata, se topa con una tormenta y acaba en un puesto remoto de la costa de Brasil: São Vicente. Aquello entonces era un territorio prácticamente ignoto para los europeos, que apenas controlaban un puñado de localidades costeras rodeadas por grupos indígenas. La mayoría, simples fuertes con chozas alrededor. Staden consiguió empleo en el de São Vicente como artillero (tenía experiencia de un viaje anterior a América).
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