Pero esto nos lleva al meollo de por qué George Soros es tan odiado desde cierta derecha. Y es que en vez de gastarse su dinero, como la mayoría de los multimillonarios, en promover las artes o financiar think-tanks que nieguen el cambio climático, George Soros lo ha repartido entre movimientos sociales con una agenda claramente progresista. Y por ejemplo, "ejerció una enorme influencia" sobre el presidente Barack Obama. (pág. 32). O ese "dicen", nos cuentan sin ofrecer ninguna referencia, como es lo habitual del resto de libro.
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