Vivir durante 41 años en una pequeña jaula de hormigón supone experimentar una deprivación sensorial extrema. Recientemente, mi amigo Jarvis Masters me pidió que describiera el musgo. [...] atiendo sus llamadas sin importar dónde esté o lo que esté haciendo, me llama a cobro revertido desde el corredor de la muerte, cuando puede usar el teléfono. Nunca he visto cómo funciona esto, pero los guardias de la prisión llevan algún tipo de aparato a la pequeña jaula en la que ha estado confinado tantos años.
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