Jim aprendió a bucear, y se zambullo en una trampa de agua de un campo de golf, sólo para ver qué encontraba. Lo que allí vio le sorprendió. El fondo estaba totalmente tapizado de blanco. !Había miles de pelotas de golf!“. Sacó unas cuantas y las examino a la luz del día. “La mayoría estaban como nuevas”. Entonces se las enseñó al administrador del campo de golf, quien le ofreció diez centavos por cada pelota en perfecto estado. Ese día sacó más de 2.000 pelotas, que representaron una ganancia casi igual a su sueldo de una semana.
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