Mediaset, patrocinadora de delincuentes, maleantes y personajes casposos de baja calaña, se colocaba en la solapa la insignia de la objetividad para justificar el despido de Jesús Cintora. Demencial. Cómo diría Luis Aragonés, “máteme usted, pero no mienta…” ¿Hablamos de principios de diligencia periodística en una empresa cuyo concepto de información es un refrito de vísceras, un menú variado de casquería social a cascoporro, presentado por un tránsfuga del periodismo (Pedro Piqueras) convertido en maestro de ceremonias?
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