La British Medical Association ha anunciado que las terapias de conversión sexual para homosexuales «no son terapias, son más dañinas que beneficiosas para los pacientes y deberían ser prohibidas». La noticia no es tanto el pronunciamiento de la asociación de médicos, sino uno de los motivos. A principios de año, el periodista Patrick Strudwick se hizo pasar por un paciente que quería curar su orientación sexual. Los resultados de su investigación se publicaron en el Independent y han sido el detonante para este pronunciamiento de la BMA.
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