Al final ha sido una trampa hacernos creer que por el hecho de acceder al mercado de trabajo ya estaba todo solucionado. Obviamente la mujer tiene que poder acceder al mercado de trabajo en plena condición de igualdad, pero sin romantizar ni dulcificar lo que significa vender tu fuerza de trabajo, que al final es explotación. Si el trabajo asalariado nunca ha salvado a nadie no va salvar tampoco a la mujer de ninguna manera, porque al final el neoliberalismo consiste en eso, en la mercantilización y la competición continua, en todos los ámbitos
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