Manuel Valls ha perdido claramente las elecciones municipales en Barcelona. Pero aún así, intenta hoy convertir su derrota en una posición de poder inesperada: podría decantar la mayoría a favor de su adversaria, la alcaldesa saliente. Tiene incluso la destreza de no pedir nada a cambio de sus votos. Ada Colau podría así verse tentada de aceptar este regalo: al fin, ella no ha negociado nada. Nos viene a la mente el siguiente refrán, que citaban desde Chaucer hasta Shakespeare: “Quien con el diablo haya de comer, larga cuchara ha menester".
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