La primavera pasada conocimos las intenciones de la Consejería de Sanidad de cerrar el Centro de Salud Mental de Navalcarnero y trasladar la atención a las consultas externas del nuevo Hospital de Móstoles, gestionado por la multinacional CAPIO. La amenaza de cierre del Centro de Salud Mental de Navalcarnero es un ejemplo más del cambio de modelo de atención en salud mental y de las consecuencias de un modelo sanitario basado en la competencia entre proveedores en lugar de una colaboración planificada.
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