Agnes Varda filmó en 1976 a los vecinos de la calle donde vivía. Reflejó fue a un montón de criaturas perdidas, encerradas en sus rutinas, en sus comercios, pero perdidas en realidad. Había una mujer que tenía frases lapidarias. Decía con toda sinceridad y sin ser consciente de la importancia de sus palabras que soñaba con irse volando de donde estaba. Se acercaba a la puerta del comercio, pero no se atrevía a salir...
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