Las cuentas no las hicieron ellos, sino los entonces gerente de Urbanismo, Ramon Massaguer, y concejala de Sants-Montjuïc, Imma Moraleda. Curándose en salud, es decir, tirando alto, fueron calculando los plazos para la entrada de las máquinas en el enorme recinto fabril de la Bordeta. El resultado fue que, como muy tarde, esa entrada sería en junio del 2011. Los vecinos, organizados en la Plataforma Can Batlló és pel Barri, apuntaron bien la fecha y lanzaron una advertencia a las autoridades: Si ese día no entráis vosotros, lo haremos nosotros
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