En 1994, tras 5 años de funcionamiento, la deuda bancaria era de 78000 €; 5 años después 85 millones, y a partir del 2000 se disparó hasta 1.122 millones en 2011. Que la deuda se disparase a partir del 2000 no se debió al cambio de milenio, sino a la manga ancha que tenía Zaplana para endeudar a su Administración, con permiso del entonces Ministro de Hacienda (Cristóbal Montoro). Zaplana cometió uno de los mayores disparates que un gobernante puede perpetrar, financiar pérdidas con préstamos bancarios para que los pague la siguiente generación.