"Para seguirle la línea e intentar relajar el ambiente le dije “el problema es que el free software no es compatible con el free sex“. No sé qué fibra tocó, pero se puso a llorar como un niño, con muchas lágrimas, sólo repetía entre sollozos “estoy muy sólo, estoy muy sólo”. Quedamos mudos, y ojopláticos, yo no sabía donde meterme. Así estuvo unos minutos, se calmó, se secó las lágrimas y empezó a hablar como si no hubiese pasado nada. Nos dijo algo así como: Me comparan con Bill Gates, pero él viaja en aviones privados..."
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