En marzo de 1697 el joven zar de todas las Rusias partía en dirección a Occidente entre un largo cortejo de trineos. Resultaba insólito que el soberano de un gran imperio abandonara el poder en manos ajenas por un tiempo tan prolongado, y más aún lo era el motivo: Pedro, atraído siempre por lo desconocido y con una insaciable curiosidad intelectual, deseaba ir al extranjero y trabajar allí para iniciarse en una cultura distinta por completo a la de su propio pueblo.En Holanda trabajó como carpintero en los astilleros de Zaandam
|
etiquetas: pedro mijailovich , pedro , rusia , zar