Hoy suena a extravagancia, pero mañana figurará en las cartas de muchos restaurantes. El vino sin alcohol ha empezado a abrirse camino en España, impulsado sobre todo por un par de bodegas –Torres, del Penedès, y el Grupo Matarromera, de Castilla y León– que han puesto sus ojos en el creciente grupo de consumidores que no toman bebidas alcohólicas, por prescripción médica o por propia voluntad.
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