Por supuesto, los datos no son buenos o malos según de quién vengan, o cuál sea su ideología. Son valiosos si se han producido según un método contrastable, reproducible por otros, y carente de sesgos, deliberados o no intencionados. En definitiva, siempre que se siga el método científico. Ahora bien, ¿cómo saber quién sigue el método científico y quién no?
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