Durante el boom inmobiliario los propietarios de suelo fueron los grandes beneficiarios. Los propietarios de este bien “único y preciado” ganaron cifras desorbitadas. En ciudades como Barcelona o Madrid exigían cifras desorbitadas por el suelo, y no aceptaban la permuta. Esto ha cambiado totalmente, y en el último año los pocos promotores que todavía existen y que quieren continuar realizando operaciones están planteando volver a adquirir suelo con permuta. No hay otra forma de construir, ya que ningún banco financia suelo de terceros.
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