Yo, que soy de naturaleza ingenua, tardé un buen rato en entender que ¿y lo de Tania, qué? no era una petición de información, ya que la información y cobertura alrededor de este caso había sido abundante en todos los medios nacionales. ¿Y lo de Tania, qué? era más bien una pregunta retórica con vocación de desahogo para muchos a los cuales la gran corrupción de los que aún consideran suyos los había situado en la incómoda posición del avestruz.
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