Yo no tengo la culpa de que no puedas pagar el préstamo por tu BMW Serie 1. Mientras tú te paseabas en él y fardabas de cobrar una pasta en la obra, yo andaba 20 minutos diarios para llegar a mi Facultad. Cuando finalmente decidí comprar un coche ahorré previamente durante tres años completos. Con pulcra religiosidad, cada mes hice una transferencia a una cuenta de ahorro y no tomé la decisión de comprar hasta que el montante de mis ahorros fue suficiente como para poder dormir por las noches sin remordimientos.
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