Si usted tiene hijos sabrá a qué me refiero. Si te tocan los hijos es mucho peor que si te tocan la cara, infinitamente peor. Por eso yo ya no soy pacífica. No puedo. Ya sé que a los serenos, y a los del Congreso, y a las de la mantilla, y a los analistas y comunicadores, esto de la agresividad les parece intolerable, una falta de respeto, incluso una grosería. Recuerdo cuando a mí también.
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