El modelo austriaco, que existe en varios países del mundo (como en Argentina y Brasil), consiste en que la empresa crea una cuenta a cada trabajador en la que ingresa mensualmente la parte proporcional de la indemnización que le correspondería por despido. Si el trabajador cambia de empresa, se lleva esa cuenta, en la que la nueva compañía seguirá realizando las aportaciones previstas. Cuando el trabajador acaba su vida laboral, utiliza esa cuenta como un complemento a su pensión de jubilación.
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