Tenía que recorrer 8 kilómetros cronometrados, pero no podía. Se le cerraban los ojos y se le iban las fuerzas. Su entrenadora la fue empujando, diciéndole que no fuera débil. Wallis desfalleció y cayó inconsciente. En lugar de llamar al 911, la metieron en un coche que había estado al sol y la llevaron al hospital. Tenía un golpe de calor con fallo multiorgánico. El incidente le dejó secuelas neuronales y no pudo volver a jugar al baloncesto, por lo que perdió su beca de estudios. Es un caso que demuestra un riesgo cada vez más habitual, los e
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