#28 Muy cierto el comentario. Conozco bien la historia oficial, y no oficial, de las guerras de independencia de Colombia y Ecuador. Muchos pueblos indígenas, por ejemplo los cañaris ecuatorianos, se negaron a participar en ellas por el temor que les inspiraban los criollos; otros si participaron por voluntad propia. Es decir preferían malo conocido que bueno por conocer.
Despues de la independencia los indios de la cordillera andina, y los negros en la costa pacífica, fueron tratados como auténticos esclavos.Lo denunciaron escritores como Jorge Icaza y su novela Huasipungo o Ciro Alegría con El mundo es ancho y ajeno.
Sus situación ha mejorado notablemente en Ecuador y Bolivia aunque aún falta mucho por recorrer.
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#16 Aunque lo que tú dices sea cierto (en parte), lo que afirma #13 es cierto también. En latinoamérica existe un racismo y un clasismo vergonzoso y excecrable; los "criollos" y los descendientes de europeos, españoles y otros, siguen profesando el racismo del siglo XIX (o anterior) y considerando, en consecuencia, al indio -los habitantes originarios de América- inferiores intelecutualmente y degenerados y perversos moralmente (que son vagos, que no quieren trabajar, que son mentirosos, etc. etc. etc.). Ese es un mal endémico en Latinomaérica y lo mejor que se puede hacer es denunciarlo incansablemente, del modo más enérgico posible. Todos los Estados latinoamericanos tienen una deuda histórica, insaldable a estas alturas, con sus pueblos originarios. Lo de los Selknam sencillamente no tiene nombre. No sé si existe otro genocidio en la historia tan exitoso como ese. Un vergonzoso record para los Estados de Argentina y de Chile. Lo que dice #17 es cierto también y creo que cualquier intento de solución, si lo hay, pasa por reconocer ese hostigamiento y persecusión.