#13 Claaaro, dejemos salir a uno tipo que ha asesinado a 15 personas a sangre fria (incluido niños) a los 10 años porque se porta bien. ¿Así se aprende? ¿Eso es justicia? De verdad, espero que ni a tí, ni a ningun conocido o familia tuya le pase por delante ninguno de estos, ya me dirías que piensas de que lo suelten a los 10 años para que siga haciendo más cosas para dejarlo salir luego otra vez y otra....
Allí, solo y de pie ante el cadáver, empecé a mirar el mundo de modo muy diferente. Y vime en posesión de una verdad terrible, que hasta ese instante sólo había sabido intuir en la mirada glauca del capitán Alatriste: quien mata de lejos lo ignora todo sobre el acto de matar. Quien mata de lejos ninguna lección extrae de la vida ni de la muerte: ni arriesga, ni se mancha las manos de sangre, ni escucha la respiración del adversario, ni lee el espanto, el valor o la indiferencia en sus ojos. Quien mata de lejos no prueba su brazo ni su corazón ni su conciencia, ni crea fantasmas que luego acudirán de noche, puntuales a la cita, durante el resto de su vida. Quien mata de lejos es un bellaco que encomienda a otros la tarea sucia y terrible que le es propia. Quien mata de lejos es peor que los otros hombres, porque ignora la cólera, y el odio, y la venganza, y la pasión terrible de la carne y de la sangre en contacto con el acero; pero también ignora la piedad y el remordimiento. Por eso, quien mata de lejos no sabe lo que pierde.
La pena de muerte en el sistema penal japonés es vergonzosa e extremadamente inhumana. No sabes nunca cuando te van a ejecutar, tienes dificultades extremas de tener acceso a tus abogados y familiares, tener libros o noticias del exterior. Por no saber no sabes ni que guardia va a matarte (hay tres botones que pulsan tres guardias simultáneamente y solo uno es el que abre la trampilla).
¿Dónde queda la posibilidad de redención? Por muy horrible que hayan sido los crímenes del condenado se ha de demostrar que se es mejor que ellos, que no se juega con sus mismas reglas. La pena de muerte lo único que consigue es manchar las manos de sangre de todos los ciudadanos de los países que la consienten que permanezca en sus ordenamientos jurídicos. Si ejecutas en nombre del Estado inevitablemente conviertes en asesinos a toda su población.