Todo esto para que Ayuso pueda seguir privatizando la sanidad y forrarse para que lleguemos a ser estados unidos con miles de muertos al año por la sanidad y cientos de miles en bancarrota
«¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?» Cicerón pronunció esta famosa frase en su I Catilinaria, contra un personaje, Catilina, harto ya de engaños y maquinaciones.
El juez Peinado, alias Catilina.
Lo vuelvo a decir y no me cansaré. Hay que ser subnormal para apoyar la nueva ola derechusmosa que está asolando al país. Pero subnormal, subnormal profundo.
#6 De hecho, tengo entendido que a principios del siglo XX había coches eléctricos pero parece que los lobbies del petróleo se cargaron el sector.
Lo mismo estoy equivocado pero juraría haber leído sobre el tema.
Dejadme copiar el párrafo del final
“ El Tribunal de Cuentas llegó a condenar a Botella a pagar de su propio bolsillo 25,7 millones de euros por el roto que esta operación causó en las arcas públicas. Sin embargo, la Sala de Enjuiciamiento revocó la decisión por dos votos contra uno, precisamente, los de los consejeros propuestos por el Partido Popular, José Manuel Suárez y Margarita Mariscal de Gante. Mariscal de Gante fue ministra de Justicia en el primer Gobierno de José María Aznar, a su vez marido de Ana Botella.”
Una puta vergüenza. Ni recusaciones, ni intereses personales ni nada
Deny, Delay, Depose
El juez Peinado, alias Catilina.
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Es como el derecho a no pasar por la guillotina,que hay que ganárselo.
Lo mismo estoy equivocado pero juraría haber leído sobre el tema.
“ El Tribunal de Cuentas llegó a condenar a Botella a pagar de su propio bolsillo 25,7 millones de euros por el roto que esta operación causó en las arcas públicas. Sin embargo, la Sala de Enjuiciamiento revocó la decisión por dos votos contra uno, precisamente, los de los consejeros propuestos por el Partido Popular, José Manuel Suárez y Margarita Mariscal de Gante. Mariscal de Gante fue ministra de Justicia en el primer Gobierno de José María Aznar, a su vez marido de Ana Botella.”
Una puta vergüenza. Ni recusaciones, ni intereses personales ni nada